“El trono de un predicador es el púlpito; él esta en lugar de Cristo; su mensaje es la palabra de Dios; él es rodeado por almas inmortales; el salvador esta invisible al lado de él; el Espíritu Santo flota sobre la congregación; ángeles miran sobre la escena; el cielo y el infierno esperan al desenlace. ¡Que sociedad y que responsabilidad no medible!” (Haddon Robinson)
- Profesor: Marco Kauenhowen
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